domingo, 9 de julio de 2017

Taquicardia

De tiempo en tiempo volvía tu olor a chocolate : embriagador, nocivo, fulminante.

No se si me había ya acostumbrado a poner el corazón en el bolsillo, a asumirte callada y cabizbaja...

Pero no, nunca fui una mujer de costumbres, más bien, le huí a todas, pero nunca a los problemas. Ciertamente siempre escogí bien mis peleas, mejor aún, a mis enemigos. Tú como siempre vas más allá de todo eso, tú eres unos puntos suspensivos en mi mente.

Y aqui estoy, trasnochada, temblorosa, con el corazón que baila un tango, siempre melancólico, abandonado a esta mala suerte, a esta conspiración cósmica que nos encuentra a destiempo, que te transporta a mi vera y que me puede tanto como una mañana soleada, como el aroma de la casa de mi abuela. Aquí estás, tan vivo, tan distinto, que dueles, que el pecho me salta de tal forma que puedo escucharlo, que tiemblo, que me reconozco viva entre los despojos de ti.

Respiro,

Te miro,

No eres tú, es la nostalgia y una tonta taquicardia.

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