esperaba sentadito en una esquina,
y a veces,
acurrucado en algún balcón bajo la llovizna,
casi siempre resignado a no pertenecer a este mundo.
Nosotros buscábamos amor,
desesperados,
acongojados,
obnubilados por el ayer,
perdidos en el "pudo ser y no fue".
Y así,
un día más
una noche más.
Ciegos, desencajados,
imposibles.
La vida a veces nos parece un chiste mal contado.