domingo, 9 de septiembre de 2012

Cartas

A veces quiero escribir cartas y mandarlas a cualquier dirección, solo para mandar saludos, para decir feliz cumpleaños pasado, para decir que bonito día es hoy verdad?

Pero resulta que casi ya no existen las cartas ( por no decir que no existen) que enviar un email a uno que no sabes de quien es puede convertirte en spam o en un supuesto virus. 

Es cierto, con el paso del tiempo cuesta mucho más creer en las buenas intenciones. Entendería que ahora recibir una carta de un desconocido puede aterrorizar.

Me pregunto si yo no pertenezco acaso a una época antigua y alguien me mandó en una máquina del tiempo a estos tiempos. 

Entonces también se puede decir que me gustan los lujos, pero los lujos de ese tipo. Yo quiero recibir una carta, con estampilla y todo. Una con buenas nuevas, es tan bonito emocionarse sabiendo que alguien se tomó el tiempo de escribirnos.
Las cartas que recuerdo me las escribía mi abuelo, el escribía las suyas para mi y hacía de redactor de las de mi abuela, que le dictaba lo que quería decirme porque ella no sabía escribir. 

Alguna vez también envié una carta. Contraté a una cartera. Me demoré dos días en redactarla y gasté mucho papel de ese delgadito con líneas azules. Vivíamos en la misma ciudad, pero el desamor nos había mudado de planeta, por eso le escribí.

Escribía cartas para una hija que suponía tendría dentro de unos años. Las presté, no me las devolvieron. Esas supongo fueron mis cartas mas preciadas y las que más se tardarían en llegar, pero asumo que le tendré una mejor historia que contar si es que llegara esta niña alguna vez a mi vida.

Tomo café, me imagino las cartas que no escribiré, ya tuve mi momento nostálgico del domingo.


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